miércoles, 1 de junio de 2011

Feliz cumpleaños Miss Monroe

SNAP/ZUMApress.com
Tal día como hoy, hace 85 años nació la diva más grande de todos los tiempos: Norma Jeane Mortenson, mejor conocida por todos como Marilyn Monroe.
Marilyn, actriz, cantante y modelo. Chica buena, rubia tonta, amante secreta, esposa devota y actriz atormentada. Una excepcional mujer que además de desbordar encanto y sensualidad fue también -y sigue siendo- uno de los grandes misterios del siglo XX.
Su muerte, atribuída a una sobredosis de barbituricos en agosto de 1962, aún hoy despierta la curiosidad de sus fans y de los paranoicos de costumbre.
Su carrera comenzó en el mundo del modelaje para luego saltar directamente al cine en 1946 en papeles menores. Entre 1953 y 1955 ya Marilyn estaba protagonizando las que serían sus películas más recordadas Gentlemen Prefer Blondes (Los caballeros las prefieren rubias), How to Marry a Millionaire (Cómo pescar un millonario) y The Seven Year Itch (La comezón del séptimo año), en donde su vestido blanco sería coquetamente levantado por una corriente de aire que pasaría a la historia.
Sin embargo, en contraste con los papeles que interpretaba, la vida de Marilyn distaba mucho de ser la de una chica alegre e inocente que logra siempre lo que quiere sólo a cambio de una sonrisa. Tres matrimonios fracasados y una constante inestabilidad emocional marcada por el miedo a la locura y la depresión, junto con largas y dolorosas sesiones de psicoanálsis, determinaron de manera irreversible su destino. Y es esa Marilyn la que logramos descubrir un poco más el año pasado luego del lanzamiento de Fragmentos, un hermoso libro editado por Bernard Comment y Stanley Buchthal, en el que podemos no sólo adentrarnos un poco en ese “lado oscuro” de Marilyn sino leer, de su propio puño y letra, sus pensamientos, poemas, reflexiones, anotadas, con descuido o con prisa, en servilletas o la libreta de algún hotel, así como fragmentos de sus diarios y cartas.
Pocos saben que Marilyn era realmente una lectora ávida, admiradora de Joyce, Whitman y Beckett, y que siempre llevaba parte de su gran biblioteca a cualquier locación en la que tuviera que filmar. Algunos habrán escuchado que durante una época se sometió a sesiones de psicoanálisis hasta cinco veces por semana, y otros tantos se habrán enterado de que por sus repetidas ausencias y retrasos en el set, fue despedida de la que pudo ser su última película Something’s Got to Give en 1962. Diría Marilyn: “if you can’t handle me at my worst, then you sure as hell don’t deserve me at my best” (si no puedes conmigo cuando estoy mal, definitivamente no me mereces cuando estoy bien).
Lo que sí tenemos todos claro es el impacto que esta rubia ha tenido en la historia del cine, como actriz, como sex-symbol, como icono de la cultura americana, y como referencia en el imaginario de un sinfín de hombres y mujeres en los cuales aún despierta deseo, admiración, envidia, intriga, simpatía y hoy, en el sería su cumpleaños número 85, una cierta nostalgia en blanco y negro.

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